sábado, 1 de noviembre de 2014

Vuelo de Aguila.






ÁGUILA

El aire caliente
acaricia las plumas de mis alas…,
esas de amplia envergadura,
que abarcan al abrazo de mi vuelo…,
navegando las corrientes ascendentes.

Todo es pequeño desde aquí,
accesible, desde el azul eterno
y el blanco níveo de las nubes
que enfrían la brisa…, todo…,
hasta tú… y así te sueña
mi mente ardiente.

Mis ojos te buscan,
entre el verde de los bosques
y el pardo de los valles…,
entre el cauce de los ríos
y las aguas de los lagos.

Tus ojos, que me ven
cuando miran el azul eterno
y sonríen fijando mis pupilas
en la distancia…

Vuelo (¡quién no lo quiere…!)
y el cielo se funde con mis plumas,
en una unión carnal de aire,
de brisa y de viento…

Águila, así soy cuando te sueño…,
rápido, audaz, agudo y luchador…,
abrazando el sueño del mundo
que camina y mira a las nubes…
y elevando (sobre todo) mi deseo,
hasta tener el sol sobre mi cola
y las cimas bajo mis ojos…
(que te buscan en el bosque…,
al tiempo que en las cimas…)

Porque tú me buscas en las cimas,
lo sé…, me lo contaste en sueños…,
sí…, sé de tus sueños también, amor…,
sé de tus sueños…

Te vi, hoy te vi y un picado infernal
me ha arrastrado hacia ti,
mientras mis garras se afanan
en tomar tus brazos con fuerza…,
mientras se hacen carne en tu contacto,
(y mi pico labios dulces,
que te besan la boca en tu desmayo…),
en brazos suaves, que abrazan tu piel
y tus huesos y te elevan…

Te llevo al nido que hice para nosotros.
Allí mis plumas serán las tuyas
y te enseñaré a volar entre nubes
y azules que sueñas desde el suelo…

Yo lo hice y quiero que estés conmigo,
aquí…, toma mis plumas
y vuela conmigo ahora…,
nuestro mañana está aquí, hoy
y se viste de azul y blanco
y se respira frío y húmedo…,
como una mañana de primavera…,
cuando el verde y el pardo están abajo,
muy abajo, lejos, pero tan cerca…
Vuela conmigo…, vuela.

Creditos del poema en: Jesarivas 

 

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