De pequeña: Las niñas no saben para qué, pero QUIEREN tener tetas. De los 10/12 en adelante llorarán y se quejarán hasta ver que su volumen mamario aumente (cuando comenzarán a caminar avergonzadas, hundiendo los hombros y tratando de disimular sus incipientes pechos con la utópica esperanza de que sus compañeros de clase les miren a la cara cuando conversan). Como se puede apreciar, el querer tetas grandes es un deseo instintivo en los humanos.
No tener nada: Llegar a los 20 y ser más plana que una tabla siempre es un golpe de autoestima para las féminas, en especial para aquellas a las que les gustan las parrandas, y exhibirse. Puede tener repercusiones catastróficas como el desarrollo del intelecto. Niñas, cuidado si no desarrollan tetas porque podrían convertirse en profesionales con una carrera fructífera.
Derrochar: Siempre se puede gastar el dinero con el que mandarías a tus hijos a la universidad en una buena operación de aumento de busto. Esto detendría los problemas de autoestima y el hecho de que gastes tanto dinero en silicona sería una señal clara de que no estás desarrollando el intelecto en lo más mínimo.
Auténtico: Toda mujer que tenga un buen par, será al menos una vez interrogada sobre la autenticidad de su gran busto. Esto puede desencadenar en conflicto bélico.
Tener tres: En estos casos a Dios se le han ido un poco las manos y ha hecho un reparto menos equitativo que lo "normal". Como consecuencia, ha tenido que dejar a una pobre mujer con una sola para compensar (véase la imagen de la derecha).
Ser el centro de atención: Se explica en la "Teoría de atracción gravitacional de la observación mamaria". A las mujeres les puede molestar ser demasiado observadas (aunque debieron pensarlo mejor antes de ponerse un ultra-escote).
Gigantes: Generalmente son un problema para toda Mujer Vaca las mujeres, especialmente para las pequeñas, ya que corren el peligro de caerse de hocico bruces al suelo al quitarse el sostén.
